Sería tarea imposible resumir en unas líneas el resultado de la dedicación diaria de Antonio Torrico, nuestro Conserje en Albatros, durante las largas y duras jornadas de trabajo en esos meses en los que nosotros no estamos. Es sabido que Antonio no sabe estarse quieto y que siempre tiene una lista de tareas que él solo confecciona y conoce.
Hoy vamos a fijarnos en una sola tarea, autoimpuesta como todas las demás. Quizás algunos recordemos la perenne necesidad de arreglo de la piscina grande, con unas teselas empeñadas en despegarse una y otra vez. No hace muchos años, entre seis y ocho, que esa piscina precisó de una reparación en profundidad - nunca mejor dicho- con un coste que anduvo por encima de los 6.000 euros por parte de una empresa especializada, que garantizó el arreglo por dos años. Después la piscina volvió a sus problemas. Pues bien, este invierno, Antonio, ha acometido una reparación que seguramente consiga mejor resultado que la citada. Por supuesto, de costes no hablamos, aunque no estaría de más que se comunicara el dato en la próxima Junta de la Comunidad; la mano de obra y el beneficio industrial nos los hemos ahorrado, eso está claro.
Esta es una de las ventajas de contar con un Conserje comprometido con la Comunidad.
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